martes, 2 de agosto de 2016

Llegue a mis 40 y más ¿Felicidad o Amargura? ¿Qué decido?



  Que significa llegar a mis 40, 50 o 60?  Según mi experiencia clínica y entrevistas realizadas a mujeres  en estas edades, para algunas de ellas representa en un momento dado, como un ciclo de amargura, con la sensación de experimentar el final de su  vida, sin metas, sin sueños y sin pasión con una visión pesimista de la vida, mientras otro grupo de mujeres expresaron sentirse plenas, verbalizando el inicio de un nuevo comienzo, con nuevas ideas, enfoque diferente y lo más importante  un reencuentro consigo mismas llevándolas a descubrir  su pasión por la vida, es una visión optimista, entendiendo que es el mejor momento para ser creativas, disfrutar de los  logros e iniciar otros, trabajando por el éxito desde la madurez, y desde ese interior que te dice; puedo marcar la diferencia.

 Ahora te preguntarás ¿Cómo? Siendo auténtica, firme en tus convicciones, enfocada en tus metas, pero sobre todo “Enamorada de ti,” porque sólo así podrás despertar cada mañana sintiéndote viva, agradecida por cada minuto que respiras, por cada logro por muy pequeño que sea pero es tuyo, vivirás siempre con la fortaleza suficiente para afrontar cualquier adversidad, venciendo ese miedo que te grita “ya estas vieja no puedes hacer nada, estas acabada” porque sabes que no hay edad para cosechar éxitos a pesar de los obstáculos.


Tú decides como quieres vivir tus 40 y más, desde la creencia limitante ante el pensamiento ¿“no hay futuro para mí”?, o desde la pasión que impregna un punto de replanteamiento en la década más maravillosa de la mujer. No permitas que el miedo te venza, respira profundo e inicia el camino de la innovación. Se tú misma y atrévete a “Marcar la Diferencia”

Yulissa Dickson
Psicóloga
Life Coach Internacional

La Crisis Económica y la Autoestima




  Por todos lados estamos escuchando que la cosa se va a poner peor. Es cierto que están sucediendo muchos cambios en nuestro país y en el mundo, y que definitivamente va a tener que haber un ajuste en muchos sentidos, pero también es cierto que quienes tienen mejor autoestima se sienten más capaces de salir adelante, de resolver los problemas, de merecer cosas mejores. Quienes tienen baja autoestima tienen la convicción de que su situación no tiene remedio, que no está en sus manos hacer nada, y por lo tanto dejan de probar alternativas y se estancan. Así es que si tú quieres aprender a afrontar una crisis con una actitud de fortaleza y verla llena de retos y oportunidades que te abrirán nuevas puertas, no dejes de trabajar en tu autoestima, que es el motor que te ayudará a vencer cualquier adversidad y salir adelante con excelentes resultados.

Esto suena muy bonito…Pero ¿cómo trabajo mi autoestima si la situación es mala?

1. Nuestra manera de pensar es determinante, tanto en la manera de percibirnos, como en la actitud que tenemos hacia nosotros mismos y hacia los problemas. Los pensamientos positivos sirven para ejercitar nuestra fuerza de voluntad en los momentos difíciles. Recuerda las palabras de Henry Ford: “Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, en ambos casos tendrás razón”. Mientras más problemas enfrentes y resuelvas, más se fortalecerá tu autoestima.
2. Toma en cuenta que los errores o fracasos no son más que conductas equivocadas o decisiones mal tomadas, pero no reflejan nuestro valor como personas. Simplemente indican que en otras ocasiones nos faltó información, ciertas habilidades o analizar la situación de una manera diferente para actuar de una forma distinta.
3. No llegues todos los días a casa quejándote de la situación económica. Si bien no es la mejor, tener una actitud negativa será de poca ayuda y terminarás contagiando a todos los miembros de tu hogar. Si ya no puedes pagar el gimnasio, realiza tus actividades físicas al aire libre, disminuye las comidas afuera o remítelas a un gusto menos costoso como un postre o un helado.

4. Disponte a salir de tu zona de confort: necesitamos ser flexibles y estar dispuestos a tolerar la incomodidad y el estrés que cualquier situación nueva y desconocida puede generarnos. Pero si no estamos dispuestos a salir de nuestra comodidad y nos afianzamos a lo anterior, no vamos a encontrar las mejores soluciones y el sufrimiento va a ser mucho más intenso.

Helga Gómez
Life Coach Internacional
Embajadora líder en Venezuela

¿Te amas? O, por el contrario, ¿Lo has dejado de hacer o quizás nunca te has amado?







Sandra C. Hernández Brunel
Coach con Programación Neurolingüística P.N.L.


¿TE AMAS?

Arriésgate hacerte preguntas potenciadoras como el título de este articulo ¿Te amas? O, por el contrario, ¿Lo has dejado de hacer o quizás nunca te has amado?    Enumeremos algunas de las formas cuando sucede lo contrario.
ü  Nos criticamos, nos regañamos constantemente.
ü  Nos creamos obligaciones, responsabilidades para no detenernos a pensar en lo que estamos viviendo o sintiendo; es decir, nos anulamos y permitimos que el prójimo nos anule.
ü  Maltratamos nuestros cuerpos con mala alimentación, alcohol y otras drogas.
ü  Creamos enfermedades y dolores.
ü  Atraemos amantes, esposo(a) y compañeros que nos maltratan, nos humillan.
ü  Nos demoramos en hacer las cosas que nos beneficiarían; en algunos casos en el caos, el desorden o, en el extremo, el orden excesivo.
ü  Aceptamos creer que no somos digno de amor.

Cuando algunas de estas formas se expresan, a continuación, se manifiestan otras señales:
El cuerpo no me funciona: Me duele, me sangra, me molesta, supura, se me tuerce, se me hincha, cojea, arde, envejece, ve y escucha mal.
Mis relaciones no funcionan: Son sofocantes, exigentes, no me apoyan, siempre están criticándome, no me quieren, todo el tiempo se meten conmigo, no se preocupan por mí, me llevan por delante, jamás me escuchan.
Mi vida no funciona: Jamás consigo hacer lo que quiero. No sé lo que quiero. Nunca me queda tiempo para mí. Mis deseos y necesidades siempre quedan postergados. Si hago esto es más para complacer a otros. No tengo talento. No soy capaz de hacer nada bien.
El amor es una cura milagrosa. Cuando nos amamos, empiezan a suceder milagros en nuestras vidas.  Cuando nos respectamos, agradecemos, cuidamos a nuestro cuerpo y nuestra mente, entonces podemos sentir amor por:
ü  El proceso de la vida tal como es
ü  El júbilo de estar vivos
ü  La belleza que vemos
ü  El conocimiento
ü  Nuestro cuerpo y la forma en que funciona
ü  La actividad de la mente
ü  Los paisajes y el hábitat donde vivimos

Todos hemos sido bebés. Cuando somos bebés, somos inocentes, completos, maravillosos; actuamos como si nos supiéramos perfectos, y somos el centro del universo. No tenemos miedo. Expresamos libremente nuestras emociones, cuando queremos algo lo reclamamos, Cuando estamos enojados lloramos tan alto que hasta los vecinos se enteran. Cuando estamos contentos con tan sólo una sonrisa iluminamos nuestro rostro y toda la habitación. Nos amamos tal cual nacemos.
Si luego de revisarte, mediante las preguntas iniciales, te ves reflejado en algunas de las situaciones descritas, y descubres que no te amas, sino que sufres y rumeas tu propia existencia, la invitación es a emprender la noble tarea de rescatar el amor a sí mismo.

Sandra Hernández Brunel
Master Coach con P.N.L.
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